Autor: José Coronel Urtecho

A UN ROBLE TARDE FLORECIDO

Un desmedrado roble sin verdor

que seco ayer a todos parecía,

hijo del páramo y de la sequía,

próxima víctima del leñador,

Que era como una niña sin amor

que en su esterilidad se consumía,

con la lluvia de anoche ¡oh, qué alegría!

ha amanecido esta mañana en flor.

Yo me he quedado un poco sorprendido

al contemplar en el roble florido

tanta ternura de la primavera,

Que roba en los jardines de la aurora,

esas flores de nácar con que enflora

los brazos muertos del que nada espera.